Del desarrollo y otros demonios
julio 28, 2024 by NIIF CO · Leave a Comment
El economista y profesor estadounidense Joseph Stiglitz, explicó en el informe “Más allá del PIB, Medición de lo que cuenta para el desempeño económico y social” presentado a la OCDE en 2018, cómo unas métricas inadecuadas han llevado a la humanidad a políticas deficientes en muchas áreas.
Entre la post-modernidad y el post-postmodernismo, los seres humanos hemos tenido un cambio entre nuestra percepción de la realidad y las acciones tomadas con base en ella, hemos ido reconociendo que la capacidad económica no es inherente al bienestar de un país, ni de una sociedad, ni de un ser humano; que la producción desbordada no es el camino hacia el desarrollo holístico y sostenible. Ahora comenzamos a entender que el tiempo apremia y que la ventana se va cerrando para tomar decisiones y acciones contundentes y acertadas para lograr un cambio de consciencia sobre nuestro bienestar social, del desarrollo, de la realidad del planeta, de la sostenibilidad para las futuras generaciones y yendo más allá de la regeneración de los daños ya causados.
Pero ¿Cómo llegamos a este momento de crisis? El desarrollo al que solo se le veía un enfoque económico, la mercantilización de los recursos humanos, del tiempo y de los recursos naturales; pero el mismo sistema se está encargando de hacernos entender que el desarrollo salvaje no es ni será fuente de bienestar. El desarrollo tiene unos costos inherentes que han estado en un punto ciego -o hemos optado por ponerlos allí- los recursos naturales, el bienestar social, no todo se mide por la riqueza o los ingresos. Se requiere un cambio de pensamiento desde todos nosotros como individuos, entendiendo que somos un sistema interconectado, que todo lo que hacemos impacta para bien o para mal, porque todos estamos interrelacionados e interactuando; que como sociedad debemos avanzar en armonía con la naturaleza, donde prime la reciprocidad, la complementariedad y la vida. Solo con un cambio cultural, sincronizado socialmente se lograrán las acciones colectivas que permitan conectarnos y lograr un futuro sostenible.
Los micro cambios, que suceden a diario casi de forma imperceptible pero que al ver en retrospectiva nos ponen en escenarios radicalmente diferentes con el paso de los años; algunos de ellos son la masificación de la internet, los celulares, las redes sociales, la mediana posibilidad de manifestar nuestra orientación sexual o nuestra identificación de género, la creciente posibilidad de las mujeres de trabajar, tener ingresos equitativos a los de los hombres y en general demandar y luchar por una equidad que aún no llega, las dolencias y enfermedades mentales, la depresión y la ansiedad, solo por mencionar algunos; otros cambios mucho más radicales y rápidos como la pandemia de COVID-19, son recientes elementos que antes no existían, no tenían tanto impacto o simplemente no se tenían en cuenta; hace décadas o siglos la guerra era un elemento preponderante para el análisis del desarrollo y su medición, el rol de las mujeres en la sociedad era muy limitado, y no se daba un reconocimiento a la existencia de las comunidades LGBTIQ+, los recursos naturales se consideraban ilimitados, o la educación como motor de desarrollo era un elemento incipiente; al ser todos estos elementos parte de la realidad actual es necesario reconocerlos e incorporarlos en las mediciones y los análisis como una manera eficaz de desarrollar acciones y generar alianzas entre todos los actores del sistema para dar respuesta a los nuevos retos que impone la actualidad, y no quedarnos con mediciones basadas en realidades distintas o fundamentadas en una visión de túnel.
Entonces, pasamos de un indicador como el PIB, que mide la riqueza producida por cada habitante, y que al ser un promedio simple, oculta las desigualdades y los outlaier, a indicadores que incluyan las dimensiones económicas, sociales, políticas, culturales, como el IDH, el IDH planetario o el IDH ajustado, que pueden contener elementos como la salud/enfermedad/servicios de salud/costo/disponibilidad/facilidad en el acceso, la educación/costo/acceso, la igualdad/desigualdad/comunidades identificadas con desigualdades o no, la seguridad; el Índice de la felicidad o el Índice del bienestar son tantos los elementos que en realidad miden el desarrollo, mucho más allá del ingreso per capita.
Hay que medir adecuadamente para lograr acciones pertinentes y eficaces, alianzas estratégicas entre el sector público y privado, medir, actuar, y volver a medir.